Simón! y el psycho-folk

Publicado originalmente en Managua Furiosa

Poco conocemos sobre los artistas de nuestros países vecinos. La única vez que escuché de un grupo de música contemporánea de Honduras, por ejemplo, fue cuando en el casi extinto ArtCafé se presentaba una banda llamada Simón!. De eso han pasado ya algunos años, pero la banda persiste en el tiempo y renueva sus sonidos en Nicaragua.

Simón! son Camila Collins (voz, violín), Edgar Alfonso Ramos (bajo), Samuel Inestroza (guitarra) y Luis Gallego (batería), todos de Honduras a excepción de su líder, Camila, quien ha participado como violinista en diferentes bandas en Estados Unidos y Honduras, pero no fue sino hasta en el 2011 que decidió armar su propio proyecto, que mezcla géneros tan variados que su género es incomparable. De ahí que quienes han escrito sobre la banda los clasifican como rock ecléctico-eléctrico, pero la acepción que más ha sido aceptada para ellos es psycho-folk.

¿Cómo surge Simón? ¿Cuál es la idea de reunirse y cantar lo que llaman psycho-folk?

Yo formé la banda en el 2011 -cuenta Camila- porque yo tenía mucho tiempo de tocar en proyectos de otra gente. Yo soy violinista y tocaba con otra gente y me gustaba, pero estaba escribiendo canciones y no tenía oportunidad, no tenía un espacio donde montar esa música. Grabé un disco sin banda, con amigos que podían, y después de tener el disco decidí montar una banda.

¿Dutiful Daugther?

Quiere decir “la hija obediente” y es tomado de la autobiografía de Simone Beauvoir -escritora y filosofa francesa, cuyas principales obras se consideran las bases fundacionales del feminismo–.

¿Cómo te inspira ella?

Hay algo interesante en todo el mundo y es que el ámbito musical está dominado por hombres, entonces de alguna forma no tomar en serio la música o no montar un proyecto tiene que ver con el miedo de operar en ese espacio, donde muchas veces la mujer es relegada a bailar o para entretener pero en realidad no lidera la banda. Entonces para mí fue algo que no había hecho y que no sabía si lo iba a poder.

¿Cuáles son sus influencias?

Samuel: La manera como está grabado el disco, la musicalización y todo, al momento de ser interpretado por los diferentes músicos, el sentido y la influencia va cambiando un poco, siempre con la idea original de la rola. Todos acá tenemos gustos variados pero esa es la chispita que hace que el grupo se vaya nutriendo.

Por ejemplo, a mí me gusta la música fuerte como Pantera, un poco de todo pues, hasta lo nacional, la punta o la música salsa, todos tenemos bastante influencia en todos, y es lo que queremos ir cambiando en la música, porque todos somos invitados. Un día puedo estar yo, mañana no, entonces el objetivo es llevar un proyecto que sea variado e influenciado por todos.

Luis: A mí me gusta de todo tipo de música. Lo último que estuve haciendo fue en un proyecto de música de los 90, nada más. Y en sí este año me he salido un poco de la música.

Alfonso: A mi en lo particular me gusta el beat box y el jazz, pero no es lo que siempre escucho, escucho más música pop así como Justin Bieber -y continúa una carcajada, como si Simón! se burlara de sí mismo aunque tal vez se burla de los estándares musicales que estamos acostumbrados a oír-.

Camila: Somos un poco omnívoros en escuchar de todo. No poner una caja y decir “yo escucho y hago este tipo de música”, sino poner de toda música.

Camila, de origen estadounidense, creció estudiando música clásica y folk acústico, pero escuchando todo tipo de rock y new wave, influencia que se evidencian en la mezcla de géneros que tiene el disco:

¿De dónde surge de experimentar en este género que ustedes lo llaman psycho-folk?

Camila: Creo que ecléctica o psycho tiene que ver con el hecho de que empieza como algo y la misma canción tiene… no es que sea solo folk y otra que es otra, sino que la misma semilla de ideas empieza así y después se usan otras técnicas o géneros en la misma canción y se va deformando.

¿Cuántas canciones o álbumes tienen?

Éste (Dutiful daugther) es el disco que tenemos ahorita. Tenemos otro material que está para ser grabado, pero no lo hemos hecho todavía.

Honduras: “La música tiene que ser para todos”

¿Cómo está la escena musical en Honduras?

Samuel: Hay un cierto equilibrio… hay una situación difícil en nuestro país en el sentido económico, social, estamos atravesando por un momento importante. Hay poca estabilidad y eso influye mucho en el arte y la cultura, porque a veces se cierran espacios, no se dan oportunidades, los músicos son mal pagados (tenemos la cultura de que no se paga bien por los conciertos), pero por el otro lado la misma represión que puede haber de parte de un Estado crea, despierta e impulsa el arte.

Nosotros nos hemos ido conociendo y sí hay movimiento musical, sí hay lugares y gente que apoyan, pero si es por la situación que atraviesa el país se complica un poco: el Ministerio de Cultura apoya a cierto tipo de música, no como la nuestra, sino que siempre se orientan hacia el folklore, cuando hay un inminente talento en la calle, en la esquina… hay gente que se pone en el parque, nosotros mismos lo hemos hecho, a tocar gratis, para que la gente te de dinero, solo por el hecho de que creemos que la música tiene que ser para todos… Es una situación difícil, pero a la vez nos motiva más porque la situación que vivimos nos hace escribir, nos hace componer, nos hace expresarnos de manera más agresiva.

Honduras ha sido, en los últimos años, un país golpeado. Como la mayoría de los países de Centroamérica, no solo se encuentra asediado en su interior por las maras, pandillas y la mafia del narco, sino que vivió hace relativamente poco un golpe de Estado, y ahora se enfrenta a otra crisis donde la ciudadanía organizada propone la creación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIH), motivado por la creación de una figura semejante en Guatemala que desencadenó en la inminente renuncia de Otto Pérez Molina, presidente de dicho país, luego de haber sido descubierto liderando una red de corrupción y defraudación aduanera.

Camila: Pasó algo interesante después del Golpe, y es que hubo un florecimiento de movimientos artísticos en general y proyectos colectivos. Gente colaborando y hay un montón de bandas que surgen en ese momento… lo que había es que en respuesta al golpe empieza un movimiento en la calle, de casi todos los días, marchas durante meses, casi un año, y eso es un espacio bien fértil para que la gente se conecte y haga algo.

Samuel: Y ahorita regresa esa situación con la CICIH. Cada vez que vos vas en una manifestación o algo hay nueva música, andan en los parlantes nuevas canciones. La gente como que se le destapa el cerebro y se pone más creativo, y sí, ahorita hay mucha buena música, poesía y pintura.

¿De quien salió la idea de que ustedes vinieran aquí a Nicaragua?

De Garcín, nos conocimos ahí en el Festival Nu -realizado recientemente en Tegucigalpa y el primero en su clase, pues contó con la participación de bandas centroamericanas y espacios para debatir sobre la escena musical en Honduras y la región-.

¿Y la vez pasada que vinieron?

Alfonso: No conocíamos a nadie.

Camila: Solo venimos, no conocíamos a nadie, yo conocía a alguien que conocía a alguien del ArtCafé.

Alfonso: Pero estuvo bien, la pasamos bien. Yo quedé enamorado de Nicaragua cuando venimos y ahorita también.

¿Qué tanto dice la gente de ustedes? ¿Cuál ha sido la respuesta del público?

Camila: Yo que he tocado en los Estados Unidos también, una de las cosas que a mí me encantan de tocar en Tegucigalpa -y yo no sé qué tanto es con Simón o si es la experiencia de todas las bandas-, es que si una banda pequeña, no tan conocida, toca en un café en Boston, por ejemplo, llegarán unas diez o quince personas, estarán hablando y no poniendo atención… comiendo. No hay una valoración tan alta de la música como en Tegucigalpa.

Lo que yo he percibido (en Honduras) es que se llena el lugar, tal vez son espacios pequeños, pueden ser 70 u 80 personas, pero se llena y no solo están poniendo atención, sino que están escuchando la música, lo que me da mucha satisfacción es que están cantando las canciones, y ver gente desconocida que están parados enfrente y están cantando para mí es lo máximo.